jueves, 25 de diciembre de 2014

A un toro viejo

           Tanto valiente amor tuviste preso
en el testuz tenaz y atormentado,
que me aflige el pensar que lo has trocado
en llanto y en dolor y en grave peso.

Tú naciste huracán de plomo espeso,
ardentísima luz, aire angustiado,
y la noche del tiempo ya ha empezado
a crecerte en la carne y en el hueso.

Doblarás tu cabeza, ya vencida;
tus nobles huesos quedarán desiertos,
y en seca flor tu sangre convertida.

Y unos aires oscuros, largos, yertos,
empujarán tu corazón sin vida
al misterioso túnel de los muertos.


                                                                  Rafael Morales

1 comentario: