jueves, 25 de febrero de 2016

Acuarela taurina

           Mientras en una voz
oía muchas voces,
con mortaja de orgullo,
no de sangre ni miedo,
su corazón astado
encontró al fin el sueño.

Sobre el cielo redondo
pintaron mil pañuelos,
y un responso aplaudido
se rezó por el muerto.

Abajo, a ras de arena,
tres mulillas aladas
despidieron el duelo.


                                                                  Salvador Domínguez

lunes, 15 de febrero de 2016

Boceto para el retrato de un torero de cartel

           Coronando la tarde,
torres y montes.
Y un pañuelo, que aleja
los horizontes.

Sobre el tul de la arena,
tú, rosa y oro.
Y en el aire, la nube
negra de un toro.

Un vaivén de abanicos
mece el paisaje,
que relumbra dormido
sobre tu traje.

Dios te salve María.
Y acude al quite
cada vez que un torero
te necesite.

Pasa toro, y repasa,
vuelve a pasar,
que la tarde está
abierta de par en par.

Monumento de luces,
tu revolera
firma y rubrica un aire
de primavera.

Cuando al paso te ciñes
la chicuelita,
el color de tu sangre
se te adivina.

Tu cintura se afina,
gira en redondo,
se revuelve en un grito
de cante jondo.

Levantando una estatua
de sol, de sal,
condecora la tarde
tu natural.

Cierra el pase de pecho,
largo y sin prisa,
con la vuelta de llave
de una sonrisa.

Que no se mueva nadie.
Venga un platero
para que engarce en plata
toro y torero.

Y así mismo te canto:
tieso y de frente,
remontando la vida
contra corriente.

Y esto es fácil, señores;
todo es cuestión
de amarrarse los macho
al corazón.

Que se calle los tontos.
No pasa nada.
Que a este toro lo dobla
de una mirada.

Te perfilas despacio.
Una extranjera
palidece y suspira
por la barrera.

Y a nivel de mi asombro,
tu cuerpo, en vilo,
resistiéndose al miedo,
firme y tranquilo.

A la altura del ojo
brilla la espada;
y en tus hombros, la triste
luz de Granada.

Dolorido de aplausos,
vengo de verte,
entre pitos y flautas,
burlar la muerte.

Burla, burlando,
ya está el toro, en la arena,
pataleando.


                                                                 José G. Ladrón de Guevara

viernes, 5 de febrero de 2016

Fiesta brava (I)

           Sombra y sol,
como siempre
partiéndose el terreno.
Entablerado,
contra la talanquera, el toro negro.

Más tarde o más temprano
acabarás cayendo,
caballero;
te avisarán las sombras,
pero
vendrás al suelo
como una torre, que el rencor es largo
como el Duero,
tan largo
como el viento
en los caminos
que van de Medina a Olmedo.

Ahora estás vivo y luces
garzota en el sombrero,
mangas acuchilladas,
botas de cuero
y quiebras el rejón en lo más alto,
pero
no terminó la fiesta,
partido sigue el ruedo.

Más tarde o más temprano
te avisarán las sombras
           y acabarás cayendo.


                                                                  Juan José Cuadros