jueves, 25 de diciembre de 2014

A un toro viejo

           Tanto valiente amor tuviste preso
en el testuz tenaz y atormentado,
que me aflige el pensar que lo has trocado
en llanto y en dolor y en grave peso.

Tú naciste huracán de plomo espeso,
ardentísima luz, aire angustiado,
y la noche del tiempo ya ha empezado
a crecerte en la carne y en el hueso.

Doblarás tu cabeza, ya vencida;
tus nobles huesos quedarán desiertos,
y en seca flor tu sangre convertida.

Y unos aires oscuros, largos, yertos,
empujarán tu corazón sin vida
al misterioso túnel de los muertos.


                                                                  Rafael Morales

lunes, 15 de diciembre de 2014

A Antonio Ordóñez, toreando en Arlés

           Yo no lo he visto, pero estoy seguro
que en sus arenas la ciudad arlesiana
iluminó de vocación romana
el torero andaluz de arte más puro.

Yo no lo vi, pero me lo figuro
a Ordóñez, que hizo a Ronda sevillana,
torear tan bien como le dio la gana
lo mismo al toro claro que al oscuro.

Conozco su percal, y su manera
de jugarlo en la suerte con graciosa
elegancia, tan fina y tan torera,

que burla la embestida tenebrosa
de la testa cornuda de la fiera
volviéndola, en su tela, luminosa.


                                                                   José Bergamín

viernes, 5 de diciembre de 2014

El paseíllo

           La tarde extiende un oro soñoliento.
Calor en los tendidos, y en las gradas
un bullicio de gentes malhabladas
que miran el reloj cada momento.

Ha sonado el clarín. En un jumento
de crines sin color y desgreñadas
el alguacil se da unas galopadas
hasta el palco que ocupa el estamento

presidencial: deán, veterinario,
dama de la belleza y comisario.
Los abanicos baten la calima.

Envueltos en capotes con rocallas,
avanzan las figuras: Curro el Bayas,
Pedrín de Utiel y el Vendaval de Lima.


                                                                   Felipe Benítez Reyes