viernes, 25 de enero de 2013

Chuflillas del Niño de la Palma


¡Qué revuelo!
¡Aire, que al toro torillo
le pica el pájaro pillo
que no pone el pie en el suelo!

¡Qué revuelo!

Ángeles con cascabeles
arman la marimorena,
plumas nevando en la arena
rubí de los redondeles.
La Virgen de los caireles
baja una palma del cielo.

¡Qué revuelo!

- Vengas o no en busca mía,
torillo mala persona,
dos cirios y una corona
tendrás en la enfermería.

¡Qué alegría!
¡Cógeme, torillo fiero!
¡Qué salero!

De la gloria, a tus pitones,
bajé, gorrión de oro,
a jugar contigo al toro,
no a pedirte explicaciones.
¡A ver si te las compones
y vuelves vivo al chiquero!

¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!

Alas en las zapatillas,
céfiros en las hombreras,
canario de las barreras,
vuelas con las banderillas.
Campanilla
te nacen en las chorreras.

¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!

Te dije y te lo repito,
para no comprometerte,
que tenga cuernos la muerte
a mí se me importa un pito.
Da, toro torillo, un grito
y ¡a la gloria en angarillas!

¡Qué salero!

¡Que te arrastran las mulillas!
¡Cógeme, torillo fiero!


                                                       Rafael Alberti

martes, 15 de enero de 2013

Como seis sombras


Como seis sombras oscuras,
como seis noches de invierno,
a la espera de un abril,
están los seis toros negros.

Seis lunas tendidas brillan
sobre la testuz rizada,
seis alfanjes, seis floretes,
seis puñales, seis navajas.

En el cercado campero,
al acecho de las vacas,
seis toros negros, cuatreños,
sueñan morir en la plaza.

Sobre la arena dejaron
muestras de su sangre brava;
ya van al desolladero,
los llevan mulas castañas.


                                                       Eduardo Bonet Molina

sábado, 5 de enero de 2013

A Lagartijo


Le canta el pueblo en su cantar sonoro,
le adora como a Dios la tierra baja;
no hay lienzo en marco ni viñeta en caja
que no ostente su busto con decoro.

Rey de la arena, vencedor del toro,
nadie en valor ni garbo le aventaja
y lleva entre los pliegues de su faja
la Virgen pura cincelada en oro.

Del Pretorio nació junto a la ermita,
y es tan profundo el culto verdadero
que le rinde mi Córdoba bendita,

que cuando al redondel sale el primero
la torre de la arábiga mezquita
parece que se viste de torero.


                                                       Antonio Fernández Grilo