jueves, 25 de octubre de 2012

(Toro y torero)


Profesando bravura, sale y pisa
graciosidad su planta:
la luz por indumento, por sonrisa
la beldad fulminante que abrillanta.
Sol, se ciega al mirarlo.
Galeote
de su ciencia, su mano y su capote,
fluye el toro detrás de sus marfiles.
Concurren situaciones bellas miles
en un solo minuto
de valor, que induciendo está a peones
a la temeridad como tributo
de sus intervenciones.

Se arrodilla, implorante valentía,
y como el caracol, el cuerno toca
a éste, que a su existencia lo hundiría
como en su acordeón los caracoles.
La sorda guerra su actitud provoca
de la fotografía.
Puede ser sonreír, en este instante
crítico, un devaneo;
un trágico desplante
- ¡ay temeraria luz, no te atortoles! -
hacer demostraciones de un deseo.

Heroicidad ya tanta,
música necesita;
y la pide la múltiple garganta,
y el juzgador balcón la facilita.

Muertes intenta el toro, el asta intenta
recoger lo que sobra de valiente
al macho en abundancia.

Ya casi experimenta
heridas el lugar sobresaliente
de aquel sobresaliente de arrogancia.
Ya va a hacerlo divino.
Ya en el tambor de arena el drama bate…
Mas no; que por ser fiel a su destino,
el toro está queriendo que él lo mate.

Enterrador de acero,
sepulta en grana el arma de su gloria,
tan de una vez certero,
que el toro, sin dudar en su agonía,
le da para señal de su victoria
el miembro que aventó moscas un día,
mientras su muerte arrastran cascabeles.

¡Se ha realizado! El sol que prometía
el pintor, si la empresa, en los carteles.
  
                                                
                                                       Miguel Hernández
                                                       de ‘Corrida Real’

1 comentario:

  1. Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, Alicante, 1910 - enfermería prisión de Alicante, 1942), poeta y dramaturgo, "genial epígono de la Generación del 27", según Dámaso Alonso.

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