jueves, 25 de junio de 2015

El triunfo

           ¡Qué viril es tu casta por la arena
al enfrentarte con la fiera airada,
no te importa lo cruel de la cornada
ni el miedo, ni la sangre, ni la pena…!

Se yergue tu figura tan serena
con la gracia sutil y apasionada
y se enciende el acero de tu espada
en la hora crucial de la faena…

Y el triunfo te inunda, sonriente,
en revuelo de vivas y de óles;
igual que a un claro dios adolescente.

Y la Puerta del Príncipe, encendida
por las palmas, suspiros y arreboles,
te envuelve con la esencia de la vida.


                                                                  Daniel Pineda Novo

lunes, 15 de junio de 2015

Antonio Bienvenida

           Me embiste el toro. Le aguanto lento.
Se esculpe en horas ese momento
de intensidad.
Forjar lo hermoso con mi destino:
¿Qué es el toreo supremo sino
frivolidad?

Del riesgo negro yo no reniego;
a fin de cuentas, la vida es juego
y no de azar.
La vida es juego a muerte o vida,
todos jugamos, y en la partida
hay que apostar.

¡Apuesta, Enrique! Hay quien prefiere
jugarse el alma, mas mi alma quiere
su corazón
sacar al ruedo por la pureza,
por la locura, por la belleza
de una emoción…


                                                                  Enrique García-Máiquez

viernes, 5 de junio de 2015

Epitafio para Juan Belmonte

           Supo torcer el curso de los ríos,
someter a otras leyes a la naturaleza,
decirle al viento: “Tú de aquí no pasas”.

Y del choque surgían
en la punta del asta una flor roja,
tiras de ropa blanca como plumas de ángel,
hilos de sangre, de saliva, de oro,
de zapatilla acaso (un ave negra).

Un periódico abierto baila en la mecedora;
pasa la brisa hojas de aspidistra;
suena y suena el teléfono;
callan a plomo los olivos;
una jaca ensillada espera en vano.

El suelo falta a quien pisaba firme.
Allá abajo los ruedos son volcanes extintos.

Ahogó el disparo el agua que subía.


                                                                  Aquilino Duque

lunes, 25 de mayo de 2015

Niños y toros

           Un celeste torerillo
vestido de verde y oro
se ha puesto a jugar al toro
en la mitad del anillo.

Torilero: abre el portillo,
que verdad no hay más que una
y así, si tiene fortuna
mañana dirá la crónica
que le dio media verónica
al Veragua de la luna.


                                                                  Carlos Murciano

viernes, 15 de mayo de 2015

La Fiesta Nacional [IV]

           Ágil, solo, alegre,
sin perder la línea
-sin más que la gracia
contra la ira-
andando,
marcando,
ritmando
un viaje especial de esbeltez y osadía…
llega, cuadra, para
-los brazos alzando-,
y, allá por encima
de las astas, que buscan el pecho,
las dos banderillas
milagrosamente
clavando… se esquiva
ágil, solo, alegre,
¡sin perder la línea!


                                                                   Manuel Machado