serpentina de histérico sonido,
rizan sobre la arena y el tendido
tirabuzones de doradas crines.
Del torero -oro y plata y colorines-
destella al sol el mágico vestido.
Y en el aire se apaga todo ruido
(se percibe el pisar de los chapines…).
Ya es la seda percal. Tiene el torero
en las manos plegado su capote
y la mirada fija en el chiquero.
Se abre el portón, y un toro capirote
surge. Del diestro, echada está la suerte:
el grito o la ovación. ¡Quizá la muerte!
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ResponderEliminarJosé Luis Estrada y Segalerva (Málaga, 1906 – 1975), abogado, político y escritor.
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