lentamente y la almagra un destino denuncia
de vuelo suspendido. Tan sólo embiste el eco
del canto de los pájaros, que en el alba repiten
con su frío los valles. La cinta de la aurora
perfila las montañas: ojo rojo en el cielo.
Los granates despiertan en el barranco. Pasan
a su manso quehacer cotidiano las bestias.
Sabré luego a qué día estamos hoy de marzo
a las mil ochocientas setenta y seis en punto,
cuando deje su blanca pamela en la barrera,
abandonada y sola, Eugenia de Montijo.
María Victoria Atencia García (Málaga, 1931) poeta, perteneciente a la Generación del 50. Hija Predilecta de Andalucía. Premio Federico García Lorca.
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