jueves, 15 de enero de 2015

Toro

           ¿A dónde vas, toro de amor oscuro
por los prados resecos de mi sangre?
No encontrará tu furia ni un celemín siquiera
de corazón para albergar tus astas.
¿Por qué, di, toro, hasta mi sangre llegas?
¿Por qué me embestiste toro, si no tengo
ni un adarme de brisa, ni un suspiro,
ni una leve avispilla
para clavarla en la testuz sin luna?
Pero no huyas, ven, vente a los riscos
en donde habita el viento del recuerdo
allí sí que tendrás, toro, un enorme
pastizal de hermosura
allí, que tendrás un mundo loco
para que lo encampanes toro del deseo.


                                                                  Julio Mariscal

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