jueves, 25 de febrero de 2016

Acuarela taurina

           Mientras en una voz
oía muchas voces,
con mortaja de orgullo,
no de sangre ni miedo,
su corazón astado
encontró al fin el sueño.

Sobre el cielo redondo
pintaron mil pañuelos,
y un responso aplaudido
se rezó por el muerto.

Abajo, a ras de arena,
tres mulillas aladas
despidieron el duelo.


                                                                  Salvador Domínguez

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