viernes, 25 de octubre de 2013

¡A los toros, a los toros!

            El tiempo está inmejorable,
el ambiente delicioso,
los bichos en La Albericia,
“¡a los toros, a los toros!”.
Ya me parece que estoy
viendo la plaza en redondo
cubierta de espectadores,
que gritan con alborozo:
la hora, Señor Presidente,
que salgan las fieras pronto.

Se ven allí más colores
que en un cuadro cromotrópico,
y cada moza, ¡Jesús!,
que parte los hipocondrios.
Rueda de una en otra mano
como un talismán precioso,
la bota, chisme español
en donde se guarda el óleo
que disipa el mal humor
entre las gentes de tono.

Que ocurre un lance de honor,
entre un mozo y otro mozo
por si Pepe puso a Paca
la mano encima del hombro;
el galán que la acompaña
se echa sobre el otro prójimo,
se pegan cuatro guantazos,
los separa el del tricornio
y luego se dan la mano,
se limpian ambos los mocos,
y a beber, ruede la bota,
la niña da el primer sorbo,
después bebe el ofensor,
y luego el galán celoso,
y aquello se ha concluido,
que en España, y en los toros,
no hay empacho que resista
a un par de tragos de mosto.

Sale al fin el alguacil,
y cual si fuera el demonio
le reciben en la plaza
con silbas y con apodos:
“cuidado, señor espátula,
señor golilla, mucho ojo,
dé usté esa llave y arriba
que están los bichos furiosos”.

Y así atraviesa la plaza
en alas de un penco cojo,
que a fuerza de tener vista
la tiene hasta por el lomo;
pero antes (se me olvidaba
lo más principal de todo)
salen entre bravos mil
y echando la gracia a chorros
los lidiadores ¡canastos!,
que son unos guapos mozos:
formados de dos en dos
marchan con pasito corto
a hacer a la presidencia
el saludo con el gorro,
y detrás los picadores
se ven, gallardos y airosos
en mulas que sólo tienen
de jacos el nombre impropio.

Se abre por fin el toril
y sale a la arena el toro;
pero, aquí, caros lectores,
voy a hacer punto redondo
que lo que allí pasará
ya lo sabréis luego todos
siempre que aflojéis la mosca,
que sí lo haréis, voto a chopo.
En tanto, no cesaré
de repetiros ansioso
“mañana empieza el jaleo,
¡a los toros, a los toros!”.


                                                                  José María de Pereda

1 comentario:

  1. José María de Pereda y Sánchez Porrúa (Polanco, Cantabria, 1833 - Santander, 1906), novelista y poeta.

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