… Saltó al
ruedo el tercer toro.
Negro, con la
piel tan fina,
que el sol
resbalando brillo
de agua corriente
fingía.
Ya está Pepete
en la arena.
Ya la fiera lo
divisa.
Ya hasta el
momento suspende
su
irremediable caída.
Pepete, como
la tarde,
de azul y de
oro vestía.
El ala de su
capote
revolaba en
sangre viva.
¡Qué bien
plantado! ¡Qué firme
su arrogancia
bien nacida!
Las grandes
patillas negras
y la cintura
de avispa.
De negro
carbón los ojos,
la mano morena
y fina.
Como sombra la
mirada
de la reina le
seguía.
¡Dadme, dadme
la garrocha!
¡Quiero ser
bandera viva
que en el
cielo de esta tarde
flamee su
gallardía!
Flotó su
cuerpo en el viento.
¡Oh, mariposa
cautiva,
clavada por el
instante
de la tarde en
la vitrina!
Debajo, el
toro buscaba
su bella presa
perdida.
-¡Que se
repita la suerte!-
la reina a
voces pedía.
-No la
repitas, Pepete!
¡Pepete, no la
repitas!
El toro ya
está avidado,
y en ello te
va la vida.
Nuevamente
hendió los aires,
pez de seda en
agua limpia
de sol de
mayo…
La fiera
le aguardó
inmóvil, erguida.
Cinco veces
hundió el cuerno
en aquella
llama viva.
Disuelto en
los cinco chorros
se le escapaba
la vida.
Ya se lo
llevan del ruedo
con rumbo a la
enfermería.
Ya son de
vidrio sus ojos
y de cera sus
mejillas.
Amarilla flor
tronchada
se deshoja su
sonrisa…
Sangre y
tarde, sobre el ruedo
en claveles
florecían.
José Dámaso Rodríguez y Rodríguez, conocido como Pepete (Córdoba, 1824 -Madrid, 1862). Muerto en la plaza de Toros de Madrid, el 20 de abril de 1862, por el toro "Jocinero".
ResponderEliminarFederico Muelas y Pérez de Santa Coloma (Cuenca, 1910 - 1974), poeta y periodista de la Generación del 36.